sábado, 31 de marzo de 2012

Emboscadas

Ayer Pablo volvió de la excursión. JL fue a recogerle a la puerta del colegio. No quiso que yo fuera con él porque se olía que Esther iba a montar alguno de sus números y no quería que Pedro lo sufriera.

Efectivamente, ella estaba allí con una de sus amigas intermitentes.

Cuando llegó el autobús, se llevó a Pablo aparte con la excusa de darle los libros y los deberes. Al acercarse JL para avisar a Pablo de que había que irse ya para casa, Esther se puso a insultarle, llamándole gilipollas, cabrón y de ahí para arriba.

La amiga, grababa la escena en vídeo.

JL se dió cuenta de la jugada y no cayó, pero Pablo se agobió mucho y le decía
"¿Lo ves, papá? ¡Te lo dije! ¡Te dije que iba a hacer algo".


Cuando ella le escuchó, se puso a gritarle también a Pablo:
"¡¡Pablo, tú estás de su parte!! ¡¡No me puedo creer que estés de su parte!!"
Esta mañana me decía que estaba angustiado pensando en lo que podía hacer su madre con esa grabación. Yo le he preguntado si su padre había hecho algo malo, si había respondido a los insultos o había hecho algo. Me ha contestado:
"Claro que no, pero mi madre es informática y tengo miedo de que algún amigo suyo pueda manipular la grabación y parezca que papá le contestó"


De nuevo me quedo sin palabras.

Lo único bueno es que le ha traído los libros y podrá hacer deberes.

viernes, 30 de marzo de 2012

Atados de pies y manos

Esto pasó hace ya más de un año.

Todo empezó porque una amiga común, nos contó que se había encontrado con Esther en el estanco. Que Esther iba con los niños. Que se había parado a saludarla y que tumbaba de espaldas del pestazo a alcohol de su aliento.

Como había cambiado ya el turno y los niños estaban con nosotros, les preguntamos. Nos dijeron que, efectivamente, se habían encontrado con ella. Que, después de estar con ella, su madre siguió bebiendo cervezas. Que por la noche se fueron a casa en coche y que, como siempre, conducía ella.
Nos acercamos a la Guardia Civil de pueblo con la pretensión de que, ya que sabíamos su recorrido habitual, la pararan y bajaran a los niños del coche si daba positivo en un control. El guardia que nos atendió nos dijo que ni de coña se podía parar a una persona y hacerle un control por el morro sólo a ella. Ni aunque alguien la hubiera denunciado. Que, o  te pilla un control, o no hay nada que hacer. Que aunque llames avisando que un amigo tuyo está borracho y quiere coger el coche, ellos pueden hacer nada. A ver si les van a acusar de tener manía a alguien.

Al día siguiente, sin encomendarme a Dios ni al diablo, escribí un correo electrónico a una dirección de "quejas y sugerencias" de la página de la Guardia Civil. Básicamente, contaba lo que había pasado, y les decía que escribía ese correo para que quedara constancia y que, como a los niños les pasara algo, pensaba dedicar mi vida y mi dinero a que se exigieran responsabilidades y se hiciera justicia con toda la cadena de mando implicada en el tema: desde el número que había pasado del asunto hasta los ministros de Justicia e Interior.

A los dos días me llamaron del Departamento de Menores de la Guardia Civil. El Jefe del departamento estuvo como una hora hablando conmigo, diciéndome que las cosas que contaba eran inaceptables, y me dió los teléfonos de Protección al Menor de la Junta a los que me tenía que dirigir, ya que, al parecer, el departamento que él dirige está más bien dedicado a delincuentes menores de edad y esos temas.

Un día más tarde, me llamó el jefe de la unidad de Tráfico de la Guardia Civil y me citó en el cuartel. Le expliqué que no podía figurar mi nombre porque podía ser perjudicial para el proceso de divorcio y custodia de JL, y él me aseguró que no aparecería.
Entonces, le di todos los datos y me aseguró que él se ocuparía del tema y que Esther no conocería quién había denunciado los hechos. Me dijo que la actitud de los guardias del cuartel del pueblo era imperdonable, y que lo que nos habían dicho sobre que no hay medidas que se puedan tomar en estos casos, desde luego, no son ciertas.

Al parecer, llamó a Esther y los niños nos contaron que estuvo como un mes bebiendo cerveza sin alcohol y quejándose de que su padre le había denunciado. Después, y ha pasado más de un año, volvió a las andadas.

La cosa quedó así hasta que, al cabo de los meses, la anterior profe particular de Pablo, se quejó de que había llamado a Esther para fijar la hora de la clase, y ella le había contestado al teléfono desde un bar y borracha como una cuba.

De nuevo preguntamos a los niños, y nos dijeron que estaban en un bar de Almensilla y que, como siempre, su madre condujo de vuelta a casa con ellos en el coche.

Otro agravante es que los lleva sin medios de seguridad. Pablo va sentado delante y Pedro detrás, entre los dos asientos y sin alza de seguridad.

Pensé que podía acercarme a Protección al Menor de la Junta, como me había dicho el Jefe del Departamento de Menores de la Guardia Civil, pero sin dar datos ni de José Luis ni de los niños.

Me planté allí. Me costó bastante que me recibieran sin dar nombres pero, al final, lo hicieron.
La funcionaria empezó atendiéndome sin ganas, con cara de "a ver qué me cuenta esta pedorra". Según le iba contando detalles, ella ponía cara de consternación y me iba dando consejos: una evaluación psicológica, pedir ayuda a la Asistente Social del ayuntamiento de Palomares...
Yo le conté el éxito que habíamos tenido haciendo las cosas por las buenas, cómo Esther había llevado a los niños al psicólogo antes de llevarlos al Gabinete Psicosocial del juzgado (nos acabábamos de enterar de eso), y lo que decía  finalmente el informe del Gabinete. Cuando se lo conté, me miró con cara de "qué mala suerte" y me preguntó:
"¡No me digas que os tocó Axxxx. Mxxx.! ¡Pero qué mala suerte!"
Yo le dije que no tenía ni idea de quién era el psicólogo que lo hizo. Pero, al volver a casa lo comprobé y, efectivamente, era él.

Me explicó que ellos no podían hacer nada, salvo asumir la custodia en caso de desamparo por parte de los dos progenitores pero que, con JL, es evidente que este no es el caso, ya que él se ocupa de los niños y es una "figura protectora", dijo.

Me explicó también que el único camino era el judicial y/o contar con la ayuda de la Asistente Social del pueblo en el que reside la madre de los niños. Que la Asistente Socia determinara que Esther es alcohólica, y que hiciera un informe al respecto para que se tomaran medidas, pero que entendía que, con nuestra experiencia anterior, ese era un camino incierto.

Se despidió de mi ¡¡con un abrazo!! y me dijo que ojalá la madre de los niños se matara en una curva el siguiente fin de semana que estuviera sola.

Le pregunté horrorizada si la solución de la Junta para un caso así era desear la muerte de la madre de los niños y me contestó
"Estamos atados de pies y manos; no podemos hacer nada, aunque queramos. Ojalá pudiéramos hacer algo más. Pero no podemos".

Sin palabras.

Las zapatillas de Pedro

Estas zapatillas son los únicos zapatos que tiene Pedro en casa de su madre. Estas, y las botas de tacos de la clase de fútbol.

jueves, 29 de marzo de 2012

La mochila de los deberes

Pedro nos ha dicho que él también intentó traerse a casa la mochila de Pablo con las cosas para los deberes. Lo había recogido todo él solo. Lo tenía ya preparado, pero su madre lo vio y le dijo que lo dejara en casa, que no se lo podía llevar. Que el viernes se lo llevaría ella al autobús.

Crucemos los dedos.

También nos ha dicho que, ahora que no está Pablo, estar con su madre es soportable. No es un infierno de gritos todo el día.

Pero que se siente muy solo y se aburre mucho.

Qué mono es.

lunes, 26 de marzo de 2012

La excursión

Pablo se ha ido a la excursión de fin de curso. Le llaman así, pero es una convivencia, en realidad, porque dura una semana.

La hora de salida del autobús era las 8:00 AM. A las 8:15 AM, todos los niños estaban en el autobús, y Pablo no había llegado.

A las 8:20 AM ha aparecido su madre de paseo hablando por el móvil y él corriendo, cargado con la maleta, la mochila y el saco de dormir.

Iba vestido que parecía un gitano. La maleta no podía ser más vieja. Me ha dicho que era de su abuelo, que murió el año pasado. El saco de dormir, zarrapastroso, iba sin funda y atado a la maleta con una cuerda. Me ha dicho que era del novio de su madre.

Se me ha caído el alma a los pies. Su madre se fuma 56 € cada semana. No ha tenido 9 € para comprarle un saco. No ha podido dejarle su maleta.

El viernes, le recogemos nosotros. Tampoco le ha dejado traer la mochila con los deberes para el fin de semana. Dice que se la dará cuando llegue. Veremos a ver.

Este saco vale 8.95€ en Decathlon.




viernes, 23 de marzo de 2012

El colegio

JL ha pedido ayuda al colegio.

El colegio ha dicho que nada de eso. Que no piensa emitir ningún papel, ningún informe. Ni siquiera un calendario que marque qué días hacen los niños los deberes y qué días no.

Dicen que nosotros les estamos contando nuestro punto de vista, que no tiene por qué coincidir con la realidad.

JL les ha dicho

"preguntad a los niños. Llevo tres años diciéndoos que no me creáis, que preguntéis a los niños"

Blanca, la profesora de Pablo del año pasado, ha intentado que una comisión hable con ellos. Pero se han negado. No quieren escuchar a los niños. No vaya a ser que se vean en la tesitura de tener que actuar.

El colegio sólo ha intervenido en un caso en 40 años. Y fue en un caso patente de malos tratos físicos. No van a hacer nada.

 Sólo espero que, si los niños llegan a escaparse, no les pase nada. Si les pasa algo, espero que ninguno de los profesores implicados pueda volver a dormir bien en su vida.

Huídas

Pablo ya no aguanta más.

El martes se comió una bronca del copón. Fue porque se nos había quejado de que su madre no le ayuda con los deberes.

Más que eso. Se había quejado de que, cada pregunta que hace, recibe la misma respuesta:

¡Si no sabes eso, eres más gilipollas de lo que pensaba! ¡Para qué vas a clase! ¡A mí no me preguntes, que estoy ocupada!
Ocupada quiere decir jugando a Monster World.

Ella se enteró de que nos lo había dicho, y le montó tal pollo que, cuando hablamos con Pedro por la noche, le temblaba la voz, y eso que la bronca no iba con él.

Al día siguiente, miércoles, estaban con nosotros.

Cuando recogimos a Pedro del colegio, nos contó que Pablo le había dicho que estaba planeando escaparse de casa cuando su madre se quedara dormida.

Pedro le había suplicado que no lo hiciera. No quería quedarse solo con ella.

Al final, Pablo le escuchó y no se escapó.

El lunes por la mañana, volvió a decirle llorando a JL que no quería volver allí. Que por qué tenía que hacerlo. Que por qué tenía que aguantar eso.

Que la próxima vez que le echaran una bronca semejante, ni Pedro iba a conseguir que se quedara.


jueves, 15 de marzo de 2012

Cosas de hermanos

Tanto Pablo como Pedro se quejan el uno del otro cada vez que vuelven con nosotros.


Cuando estamos allí, Pablo me pega



En casa de mamá Pedro se chulea todo el tiempo



Pablo me insulta



... qué os voy a contar. Lista de quejas interminable.

Esta semana, nada más recogerle del colegio (no le habíamos visto desde el miércoles anterior), Pedro lloraba contándonos cómo su hermano se mete con él cuando están con su madre, que el otro día se pelearon... un drama, vamos.

Esta mañana, cuando le llevaba al colegio, le he preguntado si no preferiría vivir él con su madre cuando Pablo estuviera con nosotros y al revés. O vivir él con su madre la mitad del tiempo, como ahora, y Pablo todo el tiempo con nosotros.

Al fin y al cabo, es lo que su madre está buscando. Y, además, a él su madre le está haciendo mucho la pelota. Lo dice él mismo.

Me ha mirado como si estuviera loca y me ha dicho que no.

 - Pero ¿por qué?, le he preguntado, Si dices que Pablo te pega y te trata fatal.

- Pues porque con Pablo me peleo mucho, pero a veces me trata bien. Pero mamá no me trata bien nunca.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Nuevo miércoles, nuevo horror

El viernes Esther obligó bajo amenazas a Pablo a escribir que le había robado dinero, que fumaba y que le había robado a su hermano una tarjeta de la tienda Decathlon con 15.

Pablo le repitió llorando que todo eso era mentira, que él no había hecho nada de eso y que, si lo escribía, era sólo porque ella le obligaba.


Dice que su madre le gritaba


“¡¡¡TE QUEDAS AHÍ SENTADO TODA TU PUTA VIDA HASTA QUE ESCRIBAS LO QUE TE ESTOY DICIENDO!!!”.

No contenta con eso, después de obligarle a escribir lo que quería, le puso el teléfono delante y le grabó diciendo cosas. Le obligó a decir que había fumado porros. Pablo repitió varias veces que era mentira, que él nunca había hecho eso.

Pero ella le tuvo sentado en una silla hasta que dijo todo lo que ella quería.


Pablo ya nos ha dicho que se va a escapar de casa de su madre cualquier día de estos. Y que ni él ni su hermano quieren seguir viviendo allí.

No me extraña

domingo, 11 de marzo de 2012

La tarjeta robada: fin de la historia

¿Cómo ha terminado la historia del la tarjeta de Decathlon desaparecida?

A Pablo su madre le ha obligado a escribir en un papel que él ha robado la tarjeta, que ha fumado y que le ha robado dinero a ella.

Pablo lo ha escrito.

Pedro dice que, escriba lo que escriba su hermano; diga lo que diga, él sabe perfectamente que no lo ha hecho y que le están obligando a acusarse en falso.

viernes, 9 de marzo de 2012

cuando yo me muera

Al parecer, hemos entrado en la fase drama del chantaje emocional.

Dicen los niños que su madre se pasa el día llorando en el baño.

Cuando sale, dice que llora por culpa de JL, que no le deja vivir (¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????????).

Les dice con lágrimas en los ojos que, los pocos años que le quedan de vida (¡¡!!), los quiere pasar tranquila a su lado. Al lado de los niños, claro.

Les dice que ellos le hacen sufrir, que cada vez se parecen más a su padre, y que, si van a seguir tratándola así y haciéndole daño , prefiere que se vayan con él. Que le queda muy poca vida por delante y que esa poca vida que le queda, no la quiere pasar amargada.

Esto se lo repite a Pablo con insistencia, pero a Pedro también se lo dice.

Los dos cuentan que, desde hace algún tiempo, se lo repite contínuamente.

jueves, 8 de marzo de 2012

Mi hijo favorito

Desde que Esther se enteró que anda rondando un cambio de custodia (la semana pasada), trata de hacer la pelota a Pablo. Dentro de sus posiblidades, claro.

La pelota que le hace se reduce a no pasarse el día insultándole y acusándole de todos los males y perversiones del universo.

Pero para que quede claro lo que piensa, ya les ha dicho que, cuando venda la casa de su padre (venta que ya está en marcha), tiene bien pensado lo que va a hacer con el dinero: a Pablo lo va a enviar a un colegio interno para niños difíciles; ya lo tiene incluso elegido. Y ella y Pedro se van a ir a recorrer España en una Harley-Davidson que ella se va a compar.

Ahí. Para que no haya ninguna duda de quién es su hijo favorito.

lunes, 5 de marzo de 2012

De mal en peor

Ya está todo en marcha. Esther ha recogido, leído y contestado el burofax que le informaba y le solicitaba aprobación para comenzar una evaluación psicológica de los niños, que es el primer paso para pedir el cambio de custodia.

Se ha negado, por supuesto.

Consecuencias:

La primera ha sido que ha llamado a Pablo y Pedro TODOS LOS DÍAS. Por primera vez desde que les conozco. Ayer fue el único día que no tuvieron llamada de su madre desde el jueves.

La segunda, las conversaciones en sí. Con Pedro, conversaciones normales. Con Pablo, de horror.

El viernes, cuando llamó, Pablo estaba haciendo los deberes con un amigo y yo les estaba ayudando. Su madre empezó a preguntarle que dónde estaban los gayumbos de Calvin Klein de los que hablé en la entrada anterior. Él se quedó blanco, y dijo que en casa de ella

 - ¿Y qué pasa con esos gayumbos? le preguntó ella.

- Nada, que son míos - le contestó Pablo

- ¿Y cuándo te he dicho yo que no?

- Mamá, desde que los viste me dijiste que eran para tu novio.

- ¿¿Cuándo?? ¿Cuándo he dicho yo eso?? ¡¡¡Yo nunca he dicho eso!!! ¡¡¡Nunca!!!

- Mamá ¿cómo que no? ¡si me los quitaste y se los diste a él

- ¡Cómo puedes decir esas cosas! ¿es que ya no confías en mí? ¿¿no confías?? ¿No iban mejor las cosas cuando confiabas en mí? ¿no iban mejor? ¿no iban mejor? ¡¡contesta!! ¡¡contesta!!

- Mamá, a veces iban mejor, a veces - para ahora, Pablo ya estaba agobiadísimo; su amigo diciéndole que había bebido mucho y que le dijera que estaba estudiando y colgara el teléfono.

Pero ella seguía:

- ¿¿Cómo que a veces?? ¡¡Tu eres tonto!! ¡¡¡Tú eres GILIPOLLAS!! ¡¡Pablo, eres gilipollas!!

Cada vez más gritos, cada vez más agresiva.

El sábado se repitió lo mismo. Además de tonto, imbécil, gilipollas y demás, le llamó hijoputa. Lo cual, siendo ella su madre, me parece un poco tonto. Y le colgó el teléfono.

Después de colgarle el teléfono, le llamó a su amigo, que volvía a estar con nosotros.

Le dijo que no quería hablar con Pablo, pero que le dijera de su parte que nadie en el mundo le quería más que ella, que él le estaba haciendo mucho daño y que pensara bien en dónde iba a acabar su madre por culpa del daño que él le estaba haciendo.

El amigo todavía está agobiado, claro.

Hoy vuelven con ella. José Luis lleva dos días sin dormir. Yo, dos días con pesadillas.

Crucemos los dedos

viernes, 2 de marzo de 2012

Lo que pasó con la tarjeta robada

Durante las últimas semanas, además de acusar a Pablo de fumar, de fumar porros, de insultarle, de ser agresivo con ella y hasta de pegarle, también le ha acusado de robar a Pedro una tarjeta regalo de Decathlon que algún niño le regaló por su cumpleaños.

Pedro está convencido de que su hermano no ha sido. Se lo ha repetido a su madre. Le ha dicho que, cuando desapareció la tarjeta, Pablo estaba con su profesora particular.

Ella, sin hacer caso de nada de esto, le ha seguido acusando, le ha dicho que no va a ir a la excursión de fin de curso (¡oh, sorpresa!), y le ha quitado de la cartera lo que había ahorrado de la poca paga que le damos desde hace unos meses (ella, por supuesto, no le da paga).

Le ha acusado de esto delante de su tutor, a pesar de que Pablo lo sigue negando y de que Pedro sigue diciendo que su hermano no ha podido ser.

Esta semana hemos conocido el final de la historia.

Como yo estaba de viaje cuando pasó, os copio el correo de JL explicándolo.

Hola, me gustaría aclarar el tema de la famosa tarjeta de compras con 15€ que supuestamente Pablo le "robó" a Pedro. Debería decir que su madre le acusa de robar, pero que en realidad se "extravió" mientras Pablo tenía su clase de apoyo con Lorena.

Este diciembre, hice una compra de gayumbos en un portal muy barato en internet. Por error mío o por confusión de tallas, vinieron pequeños y, para aprovechar la compra, se los regalé a Pablo por Reyes.

Por lo que sea, Pablo se ha llevó esos calzoncillos Calvin Klein negros a Palomares. Nada más verlos, su madre se los quitó y se los regaló a su novio. Esto, a pesar de que Pablo le dijo que eran suyos y que, tiene narices, su novio así lo reconociera.

Pablo dejó discutir y se calló. Así se lo hemos pedido y de vez en cuando lo hace.

Esta mañana miércoles, más mal que bien, aprovechando que su madre aún dormía, ha ido a la cómoda del dormitorio de su madre a recuperarlos y.... ¿qué es lo que había debajo de la ropa interior de Ester? ¡¡La tarjeta decatlón!!

Pablo, se ha callado, ha cogido los gayumbos y se ha ido a la ducha.

Aparte de que creo a mi hijo ¿para qué querría Pablo una tarjeta de 15€? ¿Va a ir alguna vez solo a Decathlon en los próximos dos meses? Su madre dice que la quiere para cambiarlos por dinero en el cole... 

Que cada uno piense lo que estime.