Pedro no sabía que los Reyes Magos son los padres.
El martes, su madre le dijo a Pablo que se lo iba a decir. Pablo estuvo media hora intentando convencerle de que no lo hiciera.
- Estamos casi en Navidad, mamá ¡Espera a que pase! ¡le vas a fastidiar las fiestas!
Ella se reía diciendo que menuda estupidez, que ya tenía nueve años y que se lo iba a decir. Qué importa dos semanas más, contestaba Pablo.
Por supuesto, ella no le hizo a caso. Llamó a Pedro y se lo contó. Sin miramientos ¿Pa qué?
- Pedro, que los Reyes no existen. Somos los padres.
Él se puso a llorar. En lugar de consolarle, le dijo que se dejara de chorradas de una vez.
Cuando me lo contó, al pobre se le saltaban las lágrimas.
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