Menú de los niños esta semana en casa de su madre:
Jueves: Arroz con tomate
Viernes: Alubias con pimiento y tomate
sábado: espaguetis con tomate
domingo: tortilla de patata y pollo
lunes: garbanzos con pimiento y tomate, y el pollo que quedaba del domingo
Fruta, nada (como siempre); proteínas, las mínmas -el pollo y un poco de huevo-.
Habrá que inflarles a proteína y vitaminas esta semana que están, por fin, con nosotros.
Bueno pero terminemos con una buena noticia: ¡¡por fin ha llegado el dichoso xilófono para clase de música!!
En la tienda (a la cuarta visita que he hecho) han recibido un modelo nuevo que al profe de música le parece aceptable. Así que, por fin lo hemos podido comprar. Cuando se los dijimos a Pablo se puso a gritar "¡Toma, toma!", jaja, como si fuera un regalo para él.
Mañana se lo daré. Se lo llevaré al cole, supongo, para que lo pueda usar en clase.
Esperemos que no quede mucho tiempo de tanta estupidez...
1- ANTECEDENTES Hace poco más de un par de años, conocí a un chico recién separado y con dos hijos. Al cabo del tiempo, eso me convirtió en madrastra. Desde entonces, vivo flipando. Me gustaría saber qué opináis. 2- OBJETO Empiezo este blog con el objeto de tener opiniones neutrales sobre lo que estoy viviendo. Son tan asombrosas las cosas que tengo que ver cada día, que a veces pienso si no seré yo quien tiene la perspectiva equivocada.
martes, 31 de enero de 2012
lunes, 23 de enero de 2012
Lavando cocos
Como os conté en la entrada del 22/12/2011, Pedro se enteró
de forma un tanto brusca de que los Reyes Magos son los padre.
Vamos, que se lo contó su madre a lo bruto, por mucho que
Pablo intentó evitarlo.
No era suficiente con que el pobre enano tuviera que
enterarse así: por su madre y tipo bronca.
"¡Entérate ya, que ya tienes edad! ¡Y vete de aquí, que no quiero ni verte si sigues llorando por una chorrada así!"
Ahora, ella les dice que eso no ha pasado nunca. NUNCA JAMÁS. Que ella no podría hacerles algo así.
Les dice que es su padre el que les está manipulando para
convencerles.
"Qué pasa, que vuestro padre os ha abducido otra vez ¿no? ¡¡Yo no haría eso en la vida, entérate!! ¡¡En la vida!! No volváis a decirme eso NUNCA ¿me oís? ¡¡NUNCA!!"
Alucino, porque del 22 de diciembre a la semana pasada no ha
pasado ni un mes ¿cómo va a convencer a los niños que es mentira una cosa que
han vivido hace sólo dos o tres semanas? Y más, una cosa así, que a Pablo le
angustió mucho y a Pedro le hizo llorar.
Como eso que cuentan de la mujer que llega a casa y se
encuentra a su marido con otra en la cama. Ellos se levantan, se visten con
toda calma, se despiden con un beso, mientras ella grita enfadada a su
alrededor. El hombre se sirve un whisky, coge el periódico y se sienta en una
butaca a leerlo. Cuando la mujer insiste en gritarle, el contesta
tranquilamente:
Qué cosas tienes, querida. Cuando has entrado, yo estaba aquí sentado, con mi copa, leyendo las noticias.
Y ella se queda tan perpleja que empieza a dudar de sí
misma.
De momento, por supuesto, no le funciona. Como he dicho
alguna vez, Pablo y Pedro son niños, pero no tontos.
jueves, 19 de enero de 2012
La paciencia de Job
Vaya
día.
Hoy han venido los niños después de una semana con su madre. Son tonterías pero que, acumuladas, acaban siendo una pesadilla.
Hoy han venido los niños después de una semana con su madre. Son tonterías pero que, acumuladas, acaban siendo una pesadilla.
Hoy
venimos con novedades varias, todas juntas.
Les
está repitiendo tipo mantra que ella tiene derecho a saber las notas del
Instituto Británico porque se gasta mucho dinero en pagarlo. Que a ver por qué
se las queda su padre y no le da copia a ella.
La
realidad es que hace más de un año que se negó a pagar el Instituto Británico.
No sólo eso, sino que les dio de baja. A pesar de que la cuantía de la pensión
alimenticia se basa, precisamente, en el coste de estas clases de inglés. En
cuanto se publicó la sentencia firme, dejó de pagarlas.
Nosotros
decidimos que eran importantes y les re-apuntamos.
Nos
cuestan la friolera de 2000 € al año.
Para
que ahora venga intentando convencer a los niños de que es ella quien paga las
clases.
Otra
novedad de la semana se deriva del régimen de visitas.
Tenemos
el problema de que el día de intercambio (el jueves), Pablo tiene clase de
deporte. Así que, tiene que irse de aquí vestido con ropa de deporte para poder
dar la clase. Y, una semana sí otra no, no vuelve con nosotros sino que,
después de la clase, va a casa de su madre.
Bueno,
pues ahora resulta que, la ropa que se tiene que llevar de aquí para clase de
deporte, ella se la queda y no le deja volver a traerla.
Le dice a Pablo que la
ha comprado ella, que le ha costado mucho dinero y tiempo comprarla, y que ni
loco la trae para acá. Cuando él le dice que eso no es verdad, que esa ropa la
compró él con nosotros, y que lleva meses poniéndosela con nosotros, se gana
una galleta. Así que, ahora, además de pasta, nos roba ropa.
Luego
está el tema de la entrada anterior, el del xilofón, que sigue trayendo cola (Pablo
necesita un xilofón para clase de música. 30 eurillos).
Y
la semana que viene, también Pablo, tiene una excursión que hay que pagar.
Pues, no sólo no paga ninguna de las dos cosas, sino que le dice a Pablo que lo
pague su padre, que tiene más dinero.
Cuando
Pablo le dice que eso no es verdad, que él ha visto los papeles del juzgado
donde dice que ella gana más, le contesta que es que nosotros los falsificamos.
Que falsificamos los papeles.
También
nos cuentan que ahora le ha dado por repetirles a todas horas que le tienen que
dar las gracias, que ella les pone comida de reyes mientras que con nosotros
sólo comen porquerías.
Ya
hemos hablado del tema de la comida.
Esta
semana, con ella, han comido garbanzos, fabada, macarrones y arroz con tomate.
Ni fruta ni verdura. Ni proteínas.
Es
para aburrir al santo Job.
Y
me dejo la mitad de las cosas. Y sólo he estado con los niños a la hora de la
comida. Que luego se han ido a inglés.
miércoles, 18 de enero de 2012
El coste de un xilófono
Pablo necesita un xilófono para el colegio. Se lo han pedido en clase de música.
Cuesta entre 20 € y 30 €.
Cuesta entre 20 € y 30 €.
Supuestamente, lo tiene que comprar su madre, ya que es un gasto escolar ordinario, y que JL paga la friolera de 460 € cada mes por los dos días de más que ella tiene a los niños. No existe ningún gasto compartido, digo yo que los 460 € más la mitad de una casa en la que los niños sólo viven medio mes, le debería dar para comprarlo.
Más aún, teniendo en cuenta que ella gana más que él y yo juntos. O casi. Teniendo en cuenta que se levanta el Salario Mínimo Interprofesional multiplicado por ¡¡¡ONCE!!! Eso, sin contar la pensión de los niños. Y sin contar que tiene pagada la mitad de la casa en la que vive.
Bueno pues, no contenta con no pagar ni el material escolar de sus hijos. No contenta con no haberse gastado un pavo en regalos de Papá Noel o Reyes, le dice a Pablo ayer que "se lo pida a su padre que tiene más dinero".
Después de escuchar esto durante años, claro, hemos terminado contando a los niños la realidad. Cómo son las cosas.
Ahora, ellos le contestan que ya saben que eso no es así, que su padre le pasa a ella más de la mitad de lo que gana.
Por supuesto, no se va a quedar callada.
Estas últimas semanas, cuando los niños le dicen eso, ella les contesta que hace meses que su padre no le paga la pensión. Y que por eso ella no tiene dinero para comprarles nada.
Estas últimas semanas, cuando los niños le dicen eso, ella les contesta que hace meses que su padre no le paga la pensión. Y que por eso ella no tiene dinero para comprarles nada.
El paso siguiente será darle el dinero de la pensión en mano, delante de ellos, y hacerle firmar un recibo.
Tiene narices tener que estar así.
¿Qué sentido tiene querer ahorrarte 30 cochinos euros, cuando te entran líquidos más de 4000 € al mes, y eso, los meses que no cobras extra ni guardias???
martes, 17 de enero de 2012
Mi hijo favorito
Siempre me ha alucinado lo de tener un hijo favorito. Hacer diferencia entre uno y otro.
Durante los últimos tres años, en casa de su madre, Pablo ha sido el favorito: el rey de la casa. Tenía bula para todo, era el confidente de mamá... Mamá le contaba sus problemas sentimentales, sus problemas de trabajo...
Aunque nunca les ha comprado las cosas necesarias, de vez en cuando, Pablo se veía agasajado con un regalo extraordinario. Un móvil de última generación, el derecho a tener Facebook a una edad a la que ningún otro niño lo tenía, una bici nueva...
Mientras tanto, Pedro estaba ahí, como un convidado de piedra.
Desde este verano, las cosas han cambiado: Pablo ha pasado a ser un apestado.
A veces, sobrevive entre broncas, gritos y amenazas.
Últimamente, su madre le ha echado la culpa de que su novio la dejara. También le ha echado la culpa de que dos amigos suyos dejaran de salir juntos... dentro de poco va a ser el culpable del hambre en el mundo. Seguro.
Otras veces, simplemente, no existe.
En cambio, Pedro ahora tiene derecho a todo: nunca hay castigos para él, nunca tiene ninguna obligación: es su niño bonito.
Como ya he contado, los Reyes de Pablo han sido dos camisetas y unos gayumbos tamaño adulto.
Los de Pedro, algo más de ropa, un Samsung Galaxy, un Tablet, un helicóptero radio-control.
Vale que el Tablet se lo quedará su madre, en realidad. Pero los Reyes, se lo han puesto a él.
Los dos están perplejos con esta situación. Les cuesta manejarla. Ven la injusticia de antes, y también la injusticia de ahora.
Yo, sencillamente, no entiendo el motivo de hacerles sufrir así.
Ni qué busca con ello.
Lo he pensado mucho. Sólo encuentro dos explicaciones: que el machacado sienta que debe luchar por su amor, o hacerles sentir que es ella quien tiene el poder.
Los dos me parecen horribles.
Durante los últimos tres años, en casa de su madre, Pablo ha sido el favorito: el rey de la casa. Tenía bula para todo, era el confidente de mamá... Mamá le contaba sus problemas sentimentales, sus problemas de trabajo...
Aunque nunca les ha comprado las cosas necesarias, de vez en cuando, Pablo se veía agasajado con un regalo extraordinario. Un móvil de última generación, el derecho a tener Facebook a una edad a la que ningún otro niño lo tenía, una bici nueva...
Mientras tanto, Pedro estaba ahí, como un convidado de piedra.
Desde este verano, las cosas han cambiado: Pablo ha pasado a ser un apestado.
A veces, sobrevive entre broncas, gritos y amenazas.
Últimamente, su madre le ha echado la culpa de que su novio la dejara. También le ha echado la culpa de que dos amigos suyos dejaran de salir juntos... dentro de poco va a ser el culpable del hambre en el mundo. Seguro.
Otras veces, simplemente, no existe.
En cambio, Pedro ahora tiene derecho a todo: nunca hay castigos para él, nunca tiene ninguna obligación: es su niño bonito.
Como ya he contado, los Reyes de Pablo han sido dos camisetas y unos gayumbos tamaño adulto.
Los de Pedro, algo más de ropa, un Samsung Galaxy, un Tablet, un helicóptero radio-control.
Vale que el Tablet se lo quedará su madre, en realidad. Pero los Reyes, se lo han puesto a él.
Los dos están perplejos con esta situación. Les cuesta manejarla. Ven la injusticia de antes, y también la injusticia de ahora.
Yo, sencillamente, no entiendo el motivo de hacerles sufrir así.
Ni qué busca con ello.
Lo he pensado mucho. Sólo encuentro dos explicaciones: que el machacado sienta que debe luchar por su amor, o hacerles sentir que es ella quien tiene el poder.
Los dos me parecen horribles.
jueves, 12 de enero de 2012
Olvidos y acosos
No sé si lo he dicho ya.
Durante estas vacaciones, los niños han estado con nosotros desde el 31 de diciembre al 10 de enero. Su madre les llamó el día 1 de enero, y habló con los dos (para echarles la bronca porque no le llamaron a ella en nochevieja).
El 3 de enero, llamó a Pedro, pero no quiso hablar con Pablo.
Después de eso, no hubo más llamadas.
Ahora, los niños se la han cargado. Dice que eran ellos los que tenían que haber llamado. Y que, como castigo, se han quedado sin móvil. Bueno, sin móvil no. Les obliga a llevar el móvil y a enseñárselo a la gente, pero les ha quitado las tarjetas.
Dice que es porque les estamos llamando a todas horas y los niños se sienten acosados.
Que nos va a denunciar.
Los niños buscan el momento para llamarnos a escondidas. Cuando ella está en el baño, desde el fijo de casa, o desde el móvil de un amigo... desde donde pueden.
Durante estas vacaciones, los niños han estado con nosotros desde el 31 de diciembre al 10 de enero. Su madre les llamó el día 1 de enero, y habló con los dos (para echarles la bronca porque no le llamaron a ella en nochevieja).
El 3 de enero, llamó a Pedro, pero no quiso hablar con Pablo.
Después de eso, no hubo más llamadas.
Ahora, los niños se la han cargado. Dice que eran ellos los que tenían que haber llamado. Y que, como castigo, se han quedado sin móvil. Bueno, sin móvil no. Les obliga a llevar el móvil y a enseñárselo a la gente, pero les ha quitado las tarjetas.
Dice que es porque les estamos llamando a todas horas y los niños se sienten acosados.
Que nos va a denunciar.
Los niños buscan el momento para llamarnos a escondidas. Cuando ella está en el baño, desde el fijo de casa, o desde el móvil de un amigo... desde donde pueden.
martes, 10 de enero de 2012
Al final, sí hubo Reyes ¿o no?
Al final, parece que sí ha habido Reyes para los niños en casa de su madre.
A Pablo le han traído dos camisetas, y le han pasado unos gayumbos que eran del novio de ella y que, lógicamente, ya que tiene 12 años, a él le quedan gigantes.
A Pedro, como le está haciendo la pelota, le han traído un helicóptero y un vale que dice "por un tablet".
Curiosa coincidencia, ya que lleva tres meses repitiéndoles a los niños que ella quiere un tablet.
Me temo que le dirá a Pedro que el tablet es de él, y se lo quitará a la mínima disculpa para quedárselo ella. O, simplemente, dirá que es de él pero lo usará ella.
Espero equivocarme. Pero, vista su trayectoria, lo dudo.
Atención a los estudios
A Pablo le ha ido de pena esta primera evaluación.
Yo le veo mucho mejor que el año pasado. Y, de hecho, ha sacado buena nota en varios exámenes.
Le han suspendido por no hacer los deberes.
Para recuperar, le piden que termine los deberes que no ha hecho.
Por suerte, tenemos una profe particular, Lorena, para que le ayude. En nuestra casa y en casa de su madre.
La única pega es que, estas navidades, entre festivos y fin de semana, no podría ir a casa de Esther ni la mitad de los días.
Cuando empezaron las vacaciones, Lorena le hizo un calendario para distribuir uniformemente las tareas y que no tuviera que pegarse atracones a última hora.
Pablo nos prometió que cumpliría con él.
Cada día, cuando hablábamos por teléfono, nos prometía que lo estaba llevando puntualmente.
El día que volvió con nosotros, Lorena nos mandó un correo diciendo que no había cumplido nada. Que no había hecho nada en casa de su madre. Que era imposible que le diera tiempo a terminar todo en el tiempo de vacaciones, el que le tenía que pasar con nosotros.
Nos enfadamos mucho con él, claro. Como siempre, se tienen que pasar currando el tiempo que están con nosotros por no trabajar cuando están con ella.
Pero, cuando llegó, Pablo nos explicó que habían pasado varios días en casa del novio de su madre, a 6 km de su casa. El día de Navidad, se le olvidó llevar los deberes y, a partir de ahí, estuvo tres días pidiéndole a su madre que se acercaran a casa a recogerlos.
Ella se negó todas las veces.
6 km. Diez minutos en coche.
Pedro nos dice que eso es verdad, que él estaba delante.
Yo le veo mucho mejor que el año pasado. Y, de hecho, ha sacado buena nota en varios exámenes.
Le han suspendido por no hacer los deberes.
Para recuperar, le piden que termine los deberes que no ha hecho.
Por suerte, tenemos una profe particular, Lorena, para que le ayude. En nuestra casa y en casa de su madre.
La única pega es que, estas navidades, entre festivos y fin de semana, no podría ir a casa de Esther ni la mitad de los días.
Cuando empezaron las vacaciones, Lorena le hizo un calendario para distribuir uniformemente las tareas y que no tuviera que pegarse atracones a última hora.
Pablo nos prometió que cumpliría con él.
Cada día, cuando hablábamos por teléfono, nos prometía que lo estaba llevando puntualmente.
El día que volvió con nosotros, Lorena nos mandó un correo diciendo que no había cumplido nada. Que no había hecho nada en casa de su madre. Que era imposible que le diera tiempo a terminar todo en el tiempo de vacaciones, el que le tenía que pasar con nosotros.
Nos enfadamos mucho con él, claro. Como siempre, se tienen que pasar currando el tiempo que están con nosotros por no trabajar cuando están con ella.
Pero, cuando llegó, Pablo nos explicó que habían pasado varios días en casa del novio de su madre, a 6 km de su casa. El día de Navidad, se le olvidó llevar los deberes y, a partir de ahí, estuvo tres días pidiéndole a su madre que se acercaran a casa a recogerlos.
Ella se negó todas las veces.
6 km. Diez minutos en coche.
Pedro nos dice que eso es verdad, que él estaba delante.
lunes, 9 de enero de 2012
Nochebuena
La ex de mi marido tiene dos hermanas y tres sobrinas que viven en un radio de 5 km de su casa.
Los niños estaban preocupados por con quién pasarían la nochebuena.
Su madre les había dicho que la pasarían "los tres solitos".
Finalmente, la pasaron ellos tres con dos ex-novios de su madre.
Planazo.
Pablo dice que se fue a la cama enseguida porque no quería escuchar los gritos de los tres con la borrachera.
Pedro no quiere ni hablar.
Lágrimas de cocodrilo
¡Cuántos días sin escribir nada!... Navidades, compromisos, familia... ¡qué bien lo hemos pasado!
Por supuesto, tenemos aventuras navideñas.
¿¿Por dónde empezar??
Tal vez por un detalle sin trascendencia práctica, pero esclarecedor.
Esta Navidad, los niños han estado con nosotros desde nochevieja hasta hoy. Cuando llegó, Pablo nos contó que su madre se había despedido de él llorando por los días que iban a estar sin verse.
Hubiera sido genial.
Pero, después de tantas lágrimas, el último día que le llamó por teléfono fue el día 1 de enero.
Hoy es 9 de enero y no le ha vuelto a llamar.
Con Pedro habló por última vez el día 3 de enero. Ese día, no quiso hablar con Pablo. Pedro tampoco ha hablado con ella desde el día 3 hasta hoy, día 9.
Ni el día en que volvimos de Bilbao, para ver qué tal había ido el viaje.
Ni la noche de Reyes.
Ni el día de Reyes, para ver qué regalos habían tenido y si estaban contentos.
Ni ningún otro día después de eso.
Seguro que hoy, la culpa es de ellos.
O nuestra.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)