lunes, 14 de mayo de 2012

El día después

Anoche recogimos a los niños. Estaban eufóricos por estar con nosotros por fin. Pasadísimos de rosca, de hecho. Por la noche, ninguno se podía dormir.

Su madre los había tenido encerrados  todo el día de ayer. Sin dejarles usar el teléfono, ni el ordenador, ni internet (¡por culpa de vuestro padre!, les dice).

El sábado, Pedro tenía una comunión a la que le dejó ir.
A Pablo le dejó ir a casa de un vecino, pero acompañándole hasta la puerta.

Bruce no estaba con ellos "por culpa de vuestro padre". El tío apareció un momento el sábado por la tarde y, cuando vió a Pablo, le dijo:
"¡¡Ah!! ¡¡No, por favor, no me denuncies!!"

En otro momento, Pedro le dijo a Pablo "mongolo" y Esther le dijo
"¡¡Pablo, llama a la policía!! Denuncia a tu hermano, que te ha insultado ¿¿por qué ahora no llamas??"

Es tonta. Se lo está poniendo a ella misma cada vez peor.

Al menos, está bebiendo cerveza sin alcohol.

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