martes, 12 de julio de 2011

Perpleja

Ayer, por primera vez en tres años, no sólo no hizo falta que nos pasáramos tres horas llamando a los niños hasta que a esta le diera la gana de coger el teléfono, sino que nos llamó ella para que pudiéramos hablar.


Miedo me da saber el motivo.

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