Ayer los niños nos dijeron que su madre pretende saltarse la hora de entrega acordada y devolvérnoslos por la tarde, en lugar de a primera hora de la mañana.
El último intercambio, ella alegó "la hora firmada en el convenio". A pesar de que el mayor estaba enfermo y de que el médico había recomendado que no saliera de casa en todo el día, ella se negó a aceptar ningún retraso en la hora de entrega.
Hoy, mi chico le ha reenviado su propio correo, recordándole el horario convenido, y le ha mandado también un sms para que no alegue que no tiene acceso al correo electrónico desde la playa.
"Consulta tu correo, tienes un emilio importante" o algo así.
La respuesta de ella ha sido "¿qué nueva putada me tienes preparada?".
No sería tan sorprendente si no fuera porque, en tres años, ella se ha aplicado en hacernos casi una cada día, y nosotros hemos sido incapaces -diría más: absurdamente incapaces- de devolverle ninguna de las "putadas" (por respetar su terminología) que nos ha hecho.
A nosotros y a sus propios hijos.
En fin.
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