martes, 8 de julio de 2014

Otro año más

Hace casi un año que no escribo. Desde entonces, han pasado algunas cosas aunque, en la práctica, todo sigue igual. O sea: los niños siguen con nosotros y su madre continúa pasando de ellos.

Después de la comunicación de renuncia al régimen de visitas, en la que Esther informaba de que no iba a pasar ni un día de las vacaciones de verano con sus hijos, nos encontramos con una nueva notificación del Juzgado: había solicitado una modificación del Convenio Regulador en la que se incluían dos cuestiones básicas:


  1. Renuncia al régimen de visitas por motivos de salud.
  2. Reducción a la mitad de la pensión de alimentos.
  3. Mantener el uso de la casa a pesar de no tener a los niños.
Antes de eso, se había reunido con sus hijos para decirles que tenía cáncer por los disgustos que ellos le habían dado. Por escaparse y todo eso.

El juez concedió la suspensión del régimen de visitas, el uso de la casa para ella y una pequeña reducción de la pensión ¿Por qué una reducción de la pensión cuando ahora los niños están todo el tiempo con nosotros y ella mantiene el sueldo igual, a pesar de la baja, tal y como demuestran sus nóminas? ¿Por qué le conceden el uso de la casa a ella en lugar de a los niños? Pues porque al juez le ha dado penita. Así es la vida.

O sea, que ella esté bien de salud para ir de bares con los amigos por alrededor de nuestra casa, pero no para ver a los niños, no importa. Que les diga a sus hijos que se va a morir por culpa de ellos, no importa. Que nosotros tengamos que asumir todos los gastos de los niños, no importa. Que la casa esté vacía porque ella se ha ido a vivir a casa de su nuevo marido, no importa.

Ella es una pobre mujer enferma y merece que se lo concedan todo. Toma ya.

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