martes, 8 de julio de 2014

Viajes y cursos de inglés

El año pasado estuvimos intentando organizar un curso de inglés para Pablo en el Reino Unido. El problema era que le tocaba a su madre elegir la fecha de vacaciones, y no podíamos cerrarlo hasta que ella dijera qué quincenas quería pasar con ellos.

José Luis le mandó correos, burofaxes, sms... todo lo que se le ocurrió, explicándole el problema. No pudo hablar con ella porque se niega a cogerle al teléfono. No hubo respuesta.

Pablo tenía muchas, muchas ganas de ir. Por eso, cada vez que le tocaba pasar sus días con ella  (y ella no cancelaba la visita), le preguntaba. Le explicó que estábamos intentando contratar un curso, que necesitábamos cerrar fechas... Ella decía que en el trabajo no le definían las vacaciones. Eso sería alrededor de abril.

La fecha límite para cerrar el curso era final de mayo. Nada, no había forma. Los últimos días, Pablo le llamó mil veces suplicándole que contestara. Imposible.

Una semana después de que se cerrara el plazo para apuntar al niño, su abogada llamó a la nuestra para comunicarle que renunciaba al régimen de visitas: que no iba a pasar más tiempo con los niños. Y, por supuesto, renunciaba también a las vacaciones.

O sea, que dejó sin viaje a Pablo totalmente a  propósito, sabiendo que no iba a pasar con él ni un solo día en todo el verano. Tiene narices la cosa. 

2 comentarios:

  1. Sabes... También soy madrastra... Apenas un par de años y me ha sido bastante difícil... Al principio todo bien porque eran pequeñas, pero deben crecer, tanto ellas como los problemas...

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  2. Muy duro ser madrastra. Hoy eres buena madrastra y te llaman mamá y cuando crecen eres de lo peor. Les coges cariño y a los niños les enseñan a odiarte.

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