miércoles, 2 de noviembre de 2011

incoherencias y reacciones absurdas

El lunes por la noche, JL salió a correr. Ya de vuelta, se encontró con Pablo, que estaba tirando petardos con sus amigos.

Vamos a tirar este, vamos a tirar este otro... ¡Pero bueno, niño! ¿¿cuántos petardos llevas encima??

- Mamá me ha dado dinero, no son todos míos, llevo también los de mis amigos...
- Abre la mochila y enséñame qué llevas ahí.

(Recordemos que Pablo tiene doce años)

Pablo abre la mochila y JL ve que lleva ahí lo más grande: medio kilo de pólvora pegado a la espalda.



Susto enorme, el corazón encogido... ¿tu madre sabe esto?

Petardos requisados. Si son de tus amigos, que vengan sus padres a pedírmelos, que yo se los doy.

Al cabo de un rato, Pablo y su amigo Miguel vienen a casa a por la mochila (ya vacía de petardos).

En ese momento, llama su madre y le monta la bronca del siglo, no por los petardos, sino por estar con nosotros.

Cuando Pablo y Miguel se marcharon, JL escribió un sms a Esther contándole lo del medio kilo de petardos en la espalda, diciéndole que había castigado a Pablo sin tirar petardos hasta el próximo fin de siglo, y pidiéndole que ella mantuviera también el castigo. No hubo respuesta.

Por la noche, cuando hablamos con los niños, Pablo nos dijo que se había llevado una pedazo de bronca por haber venido a casa a vernos; otro pedazo de bronca porque nosotros le mandamos el dichoso sms informativo.

¿Y por los petardos? ¿te ha reñido?

No. Por los petardos, no.

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