jueves, 13 de octubre de 2011

Promesas incumplidas


Nos gusta hacer cosas. Y, cuando están con nosotros, las hacemos con los niños, claro.

Eso les divierte. Con nosotros están entretenidos y contentos.

A su madre, eso le aburre. Nunca le ha gustado. JL se quejaba de que, cuando estaba con ella, si quería hacer algo diferente a ir a un bar a tomar cervezas, tenía que hacerlo él solo.

Ahora que no están juntos, las cosas no han cambiado: ella sigue sin hacer un plan más allá de ir a un bar, tenga a los niños o no. Como resultado, los niños se aburren.

Como ve que se divierten haciendo cosas, y que les ilusiona pensar en el próximo plan que tenemos, utiliza la Promesa Estratégica.

O sea: cuando están haciendo algo entretenido con nosotros, si les ve contentos, les promete que con ella van a hacer alguna cosa que sabe que les gusta. Así, les distrae de lo bien que lo están pasando con la ilusión por lo que van a poder hacer unos días más tarde.

La última, fue prometerles que les iba a llevar a bucear. Incluso puso por teléfono a su amiga Laura para que les contara que ella es buceadora y que les iba a llevar a hacer el bautismo de inmersión en una piscina.



Lo hizo porque nosotros habíamos planeado ir a bucear a pulmón con nuestro amigo Nono. Ella les dijo que bucear a pulmón era una mierda. Literalmente. Que les iba a gustar mucho más bucear con bombona (en piscina).

Cuando llegó el momento de irnos a bucear, fue fantástico. Fue en el cabo de Gata. Los peces nadaban a nuestro alrededor: casi los podíamos tocar con la mano. Los colores eran como en los documentales de la tele.

Les encantó. Estuvieron dentro del agua durante horas. Los dos días que estuvimos allí.



Ella les llamó uno de los días para decirles que ya tenía organizada la visita a Isla Mágica.

Volvió a poner al teléfono a su amiga Laura para que les contara que su padre había trabajado allí, y que podía conseguir entradas gratis cuando quisiera.

Que, en cuanto volvieran, les llevarían a Isla Mágica.


Los niños, se ilusionan con estas cosas. Y luego se decepcionan cuando ven que les han vuelto a engañar.

Por supuesto, no han hecho ninguna de las dos cosas. Ni ninguna otra de las miles que les ha prometido.



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