viernes, 23 de marzo de 2012

Huídas

Pablo ya no aguanta más.

El martes se comió una bronca del copón. Fue porque se nos había quejado de que su madre no le ayuda con los deberes.

Más que eso. Se había quejado de que, cada pregunta que hace, recibe la misma respuesta:

¡Si no sabes eso, eres más gilipollas de lo que pensaba! ¡Para qué vas a clase! ¡A mí no me preguntes, que estoy ocupada!
Ocupada quiere decir jugando a Monster World.

Ella se enteró de que nos lo había dicho, y le montó tal pollo que, cuando hablamos con Pedro por la noche, le temblaba la voz, y eso que la bronca no iba con él.

Al día siguiente, miércoles, estaban con nosotros.

Cuando recogimos a Pedro del colegio, nos contó que Pablo le había dicho que estaba planeando escaparse de casa cuando su madre se quedara dormida.

Pedro le había suplicado que no lo hiciera. No quería quedarse solo con ella.

Al final, Pablo le escuchó y no se escapó.

El lunes por la mañana, volvió a decirle llorando a JL que no quería volver allí. Que por qué tenía que hacerlo. Que por qué tenía que aguantar eso.

Que la próxima vez que le echaran una bronca semejante, ni Pedro iba a conseguir que se quedara.


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