Desde que Esther se enteró que anda rondando un cambio de custodia (la semana pasada), trata de hacer la pelota a Pablo. Dentro de sus posiblidades, claro.
La pelota que le hace se reduce a no pasarse el día insultándole y acusándole de todos los males y perversiones del universo.
Pero para que quede claro lo que piensa, ya les ha dicho que, cuando venda la casa de su padre (venta que ya está en marcha), tiene bien pensado lo que va a hacer con el dinero: a Pablo lo va a enviar a un colegio interno para niños difíciles; ya lo tiene incluso elegido. Y ella y Pedro se van a ir a recorrer España en una Harley-Davidson que ella se va a compar.
Ahí. Para que no haya ninguna duda de quién es su hijo favorito.
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